Mujeres refugiadas en Guinea son violadas
Gobierno incita ataques contra refugiados; el ACNUR debe actuar ya

(Nueva York, 13 de septiembre de 2000) — Human Rights Watch condenó hoy al gobierno de Guinea por la incitación a la violencia en contra de refugiados de Sierra Leona y Liberia. Un discurso altamente inflamatorio dado por el presidente de Guinea el sábado 9 de septiembre, provocó una cadena de ataques llevados a cabo por la policía, soldados y milicias civiles.

Muchas de estas mujeres fueron violadas en Sierra Leona y en Libia, y es por eso que huyeron a Guinea, pensando que encontrarían un lugar seguro. Es inaceptable que estas mujeres tengan que sufrir el mismo tipo de violencia en un campo para refugiados.

Rachael Reilly, Directora del programa para refugiados de Human Rights Watch


Human Rights Watch publicó hoy más de cuarenta testimonios realizados en Guinea, incluyendo a diez mujeres que fueron víctimas de violación, siete de las cuales fueron violadas por varios individuos. Citas de testimonios fueron publicadas en este artículo. Más información acerca de los testimonios puede ser encontrada en inglés en:

www.hrw.org/press/2000/09/guineatestimony.htm

"Muchas de estas mujeres fueron violadas en Sierra Leona y en Libia, y es por eso que huyeron a Guinea, pensando que encontrarían un lugar seguro," expresó Rachael Reilly, directora del programa para refugiados de Human Rights Watch. "Es inaceptable que estas mujeres tengan que sufrir el mismo tipo de violencia en un campo para refugiados."

Human Rights Watch le reclamó al gobierno de Guinea que cese en sus discursos discriminatorios para parar los ataques dirigidos hacia los refugiados, y que investigue los casos que ya han ocurrido. Human Rights Watch también instó al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a que investigue los ataques perpetuados en contra de los refugiados, y que los proteja de los mismos. El 12 de septiembre, el ACNUR publicó un informe dando a conocer casos "no confirmados" de violaciones.

El sábado 9 de septiembre, el presidente de Guinea, Lansana Conte, dio un discurso por radio y televisión, en el cual pedía a la población la protección de ataques de rebeldes de Sierra Leona y Liberia. Fue ese mismo día, en la capital de Conakry, cuando miles de refugiados fueron atacados por la policía, soldados y grupos de milicias militares, en respuesta al pedido de Conte.

Según las entrevistas llevadas a cabo por Human Rights Watch, los atacantes sacaron a los refugiados de sus casas, pegándoles constantemente, y en varios casos, abusando sexualmente de las mujeres. Los atacantes portaban consigo cuchillos, palos, piedras, barras de hierro y cables entre otros.

La policía arbitrariamente detuvo a un indeterminado número de refugiados. El ACNUR estimó que unos tres mil refugiados fueron detenidos durante el fin de semana. La mayoría de los detenidos fueron primeramente llevados a estaciones de policía, y más tarde varios de ellos fueron llevados a centros comunales y escuelas en la capital de Conakry. Cientos de refugiados buscaron resguardo en la embajada de Sierra Leona situada en Conakry.

Human Rights Watch confirmó que al menos hubo un caso de un hombre que murió mientras estaba detenido. Entre las diez víctimas de violación que fueron entrevistadas, dos de ellas eran una niña de tan solo 14 años y su madre con un bebé de tres meses.

La mayoría de los hogares de los refugiados fueron destruidos, y sus pertenencias robadas. Algunos fueron físicamente revisados para ver si tenían dinero consigo. Incluyendo una abuela anciana y una madre con su bebé de diez meses. Víctimas y testigos declararon que la policía estaba presente en varios de los ataques, participando en alguno de ellos. La mayoría de los refugiados que Human Rights Watch entrevistó eran de Sierra Leona; siete de los cuales eran de Liberia.

El ACNUR, que es la agencia internacional encargada de proteger a los refugiados, dijo a Human Rights Watch que no había investigado ningún caso de violación y que no había podido confirmar ninguna de las acusaciones. Oficiales gubernamentales de Guinea también negaron que ese tipo de ataques haya sucedido. Human Rights Watch fuertemente instó al ACNUR y al gobierno de Guinea a que investiguen estos ataques.

El discurso dado por el presidente Conte claramente acusaba a los refugiados de albergar a rebeldes, responsables de varios ataques producidos en la frontera de Guinea con Liberia y Sierra León, declarando también que los refugiados "deberían irse a sus lugares de origen." "Ordeno que todos los extranjeros sean llevados a un barrio, donde podamos ver que están haciendo, y donde podamos arrestar a los sospechosos." Agregó. "Soldados y ciudadanos, defendamos nuestro país. Aplasten a los invasores."

Las autoridades de Guinea han reportado tres casos de invasión de frontera en el transcurso de la semana pasada. El más serio de ellos ocurrió el primero de septiembre en la frontera del pueblo Massadou, donde 47 personas fueron asesinadas después de un cruce de frontera llevado a cabo por liberianos. El 8 de septiembre, las autoridades de Guinea reportaron otro incidente en el cual grupos insurgentes sierraleoneses habían cruzado la frontera atacando al pueblo de Pamelap, dejando un saldo de 20 a 40 heridos, entre los cuales había soldados y civiles. Los constantes ataques han llevado a una creciente hostilidad hacia los refugiados de Sierra Leona y Liberia que se encuentran ubicados a lo largo de la frontera.

Guinea hospeda a uno de los grupos más grandes de refugiados en África. El ACNUR estima que hay unos 125.000 liberianos y unos 330.000 sierraleoneses refugiados en Guinea que han huido horrendas guerras civiles e importantes violaciones de derechos humanos. Unos 10.000 refugiados han huido Sierra Leona desde mayo del 2000 cuando la lucha llevada a cabo por el Frente Unido Revolucionario (RUF) se intensificó nuevamente. En el pasado Guinea ha sido considerado un país extremadamente generoso por hospedar grandes números de refugiados.

Sin embargo, Guinea recientemente ha cerrado intermitentemente su paso fronterizo con Sierra Leona, violando así sus compromisos internacionales. Aterrorizados de que rebeldes de Sierra Leona ataquen pueblos de la frontera, las autoridades han cerrado el paso fronterizo al comienzo de agosto, aceptando más tarde en dejar pasar a aquellos refugiados en situaciones "vulnerables" (incluyendo mujeres embarazadas y mujeres que están dándole el pecho a sus bebés, niños menores de 14 años (incluyendo más tarde a niños menores de 18 años) y a ancianos). A comienzos de septiembre, el ACNUR confirmó que al menos 10.000 personas estaban esperando cruzar la frontera, incluyendo a una mujer embarazada y al menos diez niños que habían muerto por las precarias condiciones.

El representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Guinea, Chrysantus Ache, comentó a Human Rights Watch el lunes 11 de septiembre, que el gobierno había dado instrucciones precisas para liberar a todos los refugiados que habían sido detenidos y para parar los ataques. Sin embargo, Human Rights Watch ha documentado que un número importante de refugiados continúan en detención y que los ataques y violaciones no han cesado.

Testimonios de refugiados de Sierra Leona en Conakry, documentados el 11 y 12 de septiembre del 2000:

Una mujer de unos 19 años contó a Human Rights Watch que el sábado a la noche, tres soldados armados, vestidos con ropa de camuflaje y boinas rojas, acompañados por un grupo de civiles, entraron en su casa donde ella vive con su madre y sus nueve hermanos. Cuando los soldados entraron en la casa, ella estaba con su bebé de tres meses, al cual llevaba en la espalda. Mientras uno de los soldados la empujo fuertemente contra el televisor, otro le sacaba a su bebé de la espalda. El soldado que la empujo la forzó hacia el suelo donde la violó. Ella gritaba: "por favor no me violen, acabo de tener un bebé." Pero eso no importó. Cuando el soldado termino, un civil la violó. Después de violarla, la golpearon, le lastimaron los brazos y la patearon, mientras la llamaban bastarda. Después, uno de los soldados dio la orden de que se llevaran todo de la casa. Se llevaron la televisión, la ropa, las camas, lo cual pusieron en camiones que estaban esperando afuera de la casa. También se llevaron al bebé. La madre de la mujer estaba escondida abajo de la cama cuando los soldados, apuntándole con un arma de fuego, le exigieron que les de todo el dinero. Los atacantes estuvieron en la casa por más de tres horas. "Solo podía pensar en mi bebé," dijo la mujer a Human Rights Watch. "Después de que los atacantes se fueron, le di a mi tío una foto de mi bebé para que lo buscaran. Los soldados habían dejado al bebé en uno de los centros de detención. Le habían robado su ropita."

Una madre le dijo a Human Rights Watch como su hija de catorce años había sido violada enfrente de ella. A las 5 de la mañana del sábado, cinco soldados y varios civiles golpearon la puerta diciendo: "Policía, abra la puerta o les disparamos a todos." Asustados de que los maten, la familia abrió la puerta, y los atacantes entraron. Los soldados armados apuntaron sus armas a los miembros de la familia mientras les gritaban: "Ustedes tienen dólares, denos el dinero o los matamos." Se robaron todo-ventiladores, sillas, ropa, zapatos, un congelador. Un civil que era un vecino del barrio agarro a la hija de catorce años por el brazo gritando: "Ustedes son los rebeldes, ustedes son los que traen todas estas masacres al país. Los vamos a matar." La madre trató de intervenir ante los soldados, pero la empujaron pateándola hacia un lado. Otro soldado agarró a la madre por los pelos para forzarla a ver como dos soldados y un civil violaban a la pequeña. La madre peleó para defender a su hija, pero los soldados la golpearon intensamente, lastimando también a su hijo de seis años, el cual termino con dos dientes quebrados. "Mi hija estaba sangrando después que la violaron," dijo la madre a Human Rights Watch. "Nosotros no tenemos nada. Solo tratamos de llegar a fin de mes. Hace cinco años que vivimos aquí... escapamos de la violencia en Cambia (distrito de Sierra Leona). Ellos se robaron 350.000 francos (unos $200 dólares americanos), dinero que habíamos ahorrado por tanto tiempo."

Una mujer de unos 19 años le contó a Human Rights Watch, como cuatro soldados la violaron en su hogar, el lunes por la noche. Ella vivía en Kobaya, un barrio suburbano a unas cinco o seis millas del centro de Conakry, con otros cuatro miembros de su familia. A las diez de la mañana, un grupo de personas llegaron a su casa. Alguno de ellos vestían uniforme, con gorras verdes, y otro vestía un uniforme azul con una gorra azul. La puerta principal estaba trabada, así que ellos la saltaron y entraron. Había entre ellos unos 10 jóvenes que llevaban consigo palos, hachas y machetes, los cuales usaron para forzar las puertas y ventanas. La mujer estaba tratando de escapar, cuando uno de los soldados logro alcanzarla, dándole una bofetada en la cara; otros civiles la agarraron de la camisa y el cuello. Los atacantes descubrieron que sus dos primos y una hermana estaban en la casa, a los cuales encerraron a empujones en un camión azul. Los hombres se llevaron la ropa, las valijas y otras pertenencias, dejando a la mujer completamente sola en la casa. A las 8 de la noche los hombres volvieron. Cuatro de ellos, vestidos con ropas militares, sacaron a la mujer de abajo de la cama, donde se estaba escondiendo. La mujer le dijo a Human Rights Watch, "Me arrastraron de mi escondite, y me ultrajaron, uno después del otro. Les rogué que no me hicieran eso, pero me amenazaron con matarme. Uno de ellos se sentó en una silla con su arma, mientras el otro me ultrajaba... Después se turnaron." Cuando los hombres se fueron, la mujer escapó hacia la embajada de Sierra Leona en busca de un lugar seguro.

Otra mujer de unos 24 años describió a Human Rights Watch como cuatro soldados la violaron en la estación de policía de Seratay, el 10 de septiembre. Unos soldados y otros jóvenes llegaron a su vecindario el domingo a la noche; estaban gritando, "Todos los que son de Sierra Leona deben salir de sus casas." El marido de esta mujer no estaba con ella esa noche, así que ella salió con sus dos niños. El grupo de atacantes revisaron su casa y se llevaron la heladera, ropa, valijas y otras cosas que pusieron en un camión militar. Después la pusieron en un camión junto a sus dos hijos y los llevaron a la estación de policía en Seratay, donde la pusieron en una de las celdas donde había fácilmente unas cien personas. Después de unas horas, los soldados fueron a las celdas y llamaron a una de las mujeres — la cual llevaron a un cuarto, pero cuando volvió cojeando, explicó que la habían violado. La mujer les dijo a Human Rights Watch, "Después vinieron por mí. Les dije que no podía ir porque estaba con mis dos hijos, pero uno de los soldados agarró a mi bebé de 10 meses y lo empujó hacia un lado, ordenándome ir con él. Me ultrajaron en el suelo. Cada uno de los cuatro. Todos eran soldados, y dos de ellos tenían bandas ... como si fueran más importantes. Después de mi también violaron a otras mujeres. Les rogué que no lo hicieran pero me dijeron, "Cállate o te matamos ... nuestro presidente nos ha dicho que todos ustedes deben irse del país. Ustedes son todos rebeldes."

Otras mujeres describieron haber sufrido abuso sexual y humillación de parte de soldados y oficiales de policía. Una mujer de 29 años le dijo a Human Rights Watch que fue arrestada el viernes a las 6 de la tarde por tres soldados, y fue llevada a la estación de policía Hamdalai y luego al centro comunal de Rotoma. Los soldados llamaron a cada uno de ellos y anotaron los nombres. El sábado al mediodía, los soldados la hicieron ir a un cuarto pequeño. La mujer les dijo a Human Rights Watch, "Tenia a mi bebé en mis brazos, había unos cinco o seis hombres. Después agarraron a mi bebé y lo lanzaron al suelo. Mi bebé empezó a llorar, pero no pude hacer nada porque me ordenaron que me sacase la ropa. Me ordenaron que abriese las piernas y me agachase. Cuatro de ellos pusieron sus dedos dentro de mí diciéndome que estaban buscando dinero ... Después del cuarto no pude soportarlo más y les dije que pararan. Entonces me empezaron a patear con sus botas de soldados, y me empezaron a pegar con la culata de los rifles." INFORME 1999 — NIÑOS REFUGIADOS INFORME ANUAL 2001 — REFUGIADOS (información en inglés) INFORME — LOS DERECHOS DE LA MUJER (información en inglés) REGRESAR

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