Opiniones

¿Cómo planificar responsablemente?
Por Marianne Mollmann «*»

Todas las personas tenemos el derecho al más alto nivel posible de salud y, en ello, incluimos a la salud reproductiva. Ya en el año de 1994, la comunidad internacional se reunió en la ciudad de El Cairo para pronunciarse sobre el derecho básico de todos los individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijos a concebir, el intervalo entre los embarazos y nacimientos y el disponer de la información adecuada y los medios para ello.

El cuerpo de la mujer peruana sigue siendo utilizado como campo de batalla en la guerra contra el derecho básico a la salud reproductiva.

Marianne Mollmann, investigadora de la División de Derechos de las Mujeres de Human Rights Watch


En marzo del presente año, el Gobierno Peruano confirmó estas declaraciones en una reunión organizada por el Comité Especial sobre Población y Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. En el 2000, el Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales afirmó, a través de su observación general sobre el derecho al más alto nivel posible de salud, que no se puede hablar de salud sin hablar precisamente sobre la salud reproductiva, y ello sobre todo para las mujeres. Lo anterior fue claramente reafirmado por la Comisión de Derechos Humanos en el 2003.

Al mismo tiempo, el cuerpo de la mujer peruana sigue siendo utilizado como campo de batalla en la guerra contra el derecho básico a la salud reproductiva. Desde el 2001, el Gobierno y el Congreso han dado idas y vueltas sobre la legalización de la llamada píldora del día después (un método de anticoncepción que impide la implantación de un potencial óvulo fecundado en la pared del útero). Desde el 2002 se viene debatiendo en el Parlamento del Perú varias versiones de una propuesta que definiría la persona humana desde el momento de la fecundación.

Sin entrar en una crítica, por cierto pertinente, de la falta de base científica de estos proyectos desde la perspectiva médica -una mujer con un óvulo fecundado flotando en su trompa de Falopio o en su útero no está embarazada- sería extremadamente útil analizar los efectos de este tipo de reforma en la vida y la salud de las mujeres desde la perspectiva de los derechos humanos.

Ha llegado el momento preciso para tal análisis. Este fin de semana llegará al país el relator especial de las Naciones Unidas al más alto nivel posible en el campo de la salud pública: el profesor neozelandés Paul Hunt.

Los relatores especiales de las Naciones Unidas por mandato de la Comisión de Derechos Humanos, entidad integrada por 53 estados, entre ellos el Perú, en general tienen como mandato el monitoreo del estado de puesta en práctica de un derecho humano en particular, o de la situación de derechos humanos en un país específico.

Con este fin, visitarán varios países por invitación o con el consentimiento del Gobierno en cuestión para analizar la situación y referir sus recomendaciones y comentarios a la comisión.

En el Perú, el profesor Paul Hunt encontrará muchos temas por analizar: la salud mental de las víctimas del conflicto interno, el acceso a la salud de los pueblos indígenas y, en general, la falta de acceso, por razones económicas, a los servicios de la salud y, por supuesto, a la salud reproductiva.

El Gobierno Peruano debería utilizar esta oportunidad para declarar el cuerpo de la mujer como zona de paz. Todas tenemos el derecho básico a decidir libre y responsablemente cómo planificar nuestra reproducción.


Publicado en El Comercio - Lima, el 5 de junio de 2004. Marianne Mollmann es investigadora de la División de Derechos de las Mujeres de Human Rights Watch.
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