Informes


Callejón sin salida
Abusos cometidos por las autoridades Españoles y Marroquíes contra niños migrantes



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I. RESUMEN Y RECOMENDACIONES

II. CONTEXTO

III. CENTROS DE ACOGIDA

IV. PROCEDIMIENTOS ARBITRARIOS DE DETERMINACIÓN DE LA EDAD

V. EXPULSIÓN Y RESIDENCIA LEGAL

VI. FALTA DE MECANISMOS EFECTIVOS PARA GARANTIZAR LOS DERECHOS

VII. INCAPACIDAD DE MARRUECOS PARA PROPORCIONAR PROTECCIÓN Y CUIDADOS

VIII. CONCLUSIÓN

APENDICE A

APENDICE B

AGRADECIMIENTOS


(New York: Human Rights Watch, 2002)

III. CENTROS DE ACOGIDA

Cuando las autoridades españolas encuentran a un inmigrante menor no acompañado tienen obligación de ponerlo a disposición de la Consejería de Bienestar Social del Gobierno autónomo que corresponda.50 La Consejería de Bienestar Social y Sanidad de Melilla supervisa el funcionamiento de cinco centros de acogida para menores migrantes no acompañados; la gestión diaria de la mayoría de estos centros la realizan organizaciones no gubernamentales. La Consejería de Bienestar Social de Ceuta dirige un centro para menores no acompañados.51 A pesar de la existencia de estas instituciones, la mayoría de los menores migrantes no acompañados de Ceuta y un número importante de los de Melilla viven en la calle, a veces durante años.52

Después de un primer periodo de no responder, las autoridades de Ceuta y Melilla terminaron por denegar el acceso de Human Rights Watch a estos centros.53 A pesar de esta negativa, fue posible recoger información sobre aspectos clave de la vida en estos centros a través de conversaciones con niños que habían vivido en ellos. Prácticamente todos los menores entrevistados habían estado en uno o varios de los centros; algunos incluso residían en un centro en el momento de la entrevista o justo acababan de dejarlo después de pasar periodos que iban de los dos meses al año, o incluso superiores.

Human Rights Watch recogió testimonios en ambas ciudades de numerosos casos en los que el trato de las autoridades a los menores no acompañados incumplía las normas internacionales sobre derechos humanos e importantes disposiciones de la legislación española. Este capítulo se centra en los abusos más graves a los que se enfrentan los niños cuando son conducidos a los centros de acogida o durante su estancia en ellos: abusos policiales tras la detención, fracaso en la protección de los menores frente a otros menores, prácticas disciplinarias abusivas; situación en la que se encuentran los centros -infradotados- y denegación arbitraria de asistencia sanitaria y educación.

Abusos policiales durante las detenciones

Hay policías buenos y malos. Los conocemos a todos. Hay unos diez entre todas las unidades -la Policía Nacional, la Policía Local y la Guardia Civil- que son especialmente malos. Te pegan cuando te pillan.

-Ra`id I, dieciséis años, Ceuta, 7 de noviembre de 2001

Once de los menores extranjeros no acompañados entrevistados por Human Rights Watch tanto en Ceuta como en Melilla afirmaron que la policía española les había golpeado, a veces de forma brutal. En Melilla el abuso fue más frecuente durante las expulsiones; en Ceuta también se había golpeado a los menores en el momento de la detención. Esta sección trata solamente de casos de menores que fueron posteriormente conducidos por la policía a un centro de acogida.54

Los menores no acompañados son detenidos generalmente por funcionarios de la Guardia Civil, la Policía Local o la Policía Nacional. Los niños acusaron a miembros de los tres cuerpos de golpearlos, a menudo con porras, unos bastones metálicos forrados de plástico. Dijeron que la policía es más violenta cuando tratan de escapar. "Sí, te pegan -señaló Ra`id I., en referencia a la Policía Local-.Te pegan en las rodillas, en las piernas, en la cara. Usan las porras y las manos. Te pegan si te has escapado y te agarran otra vez. O si te pillan y tratas de escapar".55 Shawqi M. declaró: "Si te agarran, te pegan. Te pegan en la cara. No te tratan bien. Más que la Policía es la Guardia Civil". Habló de un oficial que azuzó a sus perros contra los niños de la calle. "Los perros muerden a los niños. Uno es un dóberman; el otro no sé, es grande".56

Ihab J., un muchacho de dieciséis años que llevaba en Ceuta seis meses cuando fue entrevistado en noviembre de 2001, declaró que la policía española le había llevado a San Antonio siete veces. "Te atrapan en el puerto y te llevan a San Antonio. Nunca me han pegado. Me tratan bien, excepto una vez que un policía me pegó".57 Otro de los menores explicó que las unidades que patrullan el puerto son especialmente violentas cuando detienen a niños. Shihab R. relató cómo la policía de Ceuta le rompió el brazo durante una paliza a finales de octubre de 2001:

Estaba en el puerto tratando de cruzar a España. Un policía me vio y trató de atraparme, pero escapé tres veces. Luego me cogieron, seis de ellos, y me metieron en un coche. [En el coche] los policías me golpearon en los brazos, las piernas y la cabeza. Otro policía me llevó a comisaría y me dio golpes con la porra y patadas. Estaban muy enfadados y locos. Luego me llevaron al cuartel de la Guardia Civil. Gritaba del dolor. Me preguntaron si me había caído, pero tenía miedo por los otros policías. La Guardia Civil me pegó más y luego me metieron en una habitación durante tres horas. Más tarde me llevaron a San Antonio.58

Incluso menores que no escaparon denunciaron haber recibido palizas de los policías. A los dieciséis años, Omar H. llegó a Ceuta desde Tánger en septiembre de 2001. La policía lo aprehendió en la ciudad poco después de que llegara. "Les dije que era menor y me llevaron a comisaría. Anotaron mi nombre y todo eso. Me pegaron cuando estaba en la comisaría. Utilizaron una porra para golpearme en la espalda y en los muslos. Me dieron en lugares en los que no quedarían marcas. Fueron dos oficiales. [...] Pasé el día en comisaría en una celda donde había otros muchachos. Había otros dos chicos conmigo". La policía lo condujo al final del día a San Antonio.59 Otro menor, `Abbas A., también de dieciséis años, afirmó que "hay policías que te pegan". Además dijo que, al estar en la calle, "mientras duermes te detienen".60

Niños más pequeños, sobre todo de Ceuta, declararon que lo normal es que la policía les lleve a los centros de acogida y no los maltrate. Así, Musa Y., de trece años de edad, señaló: "La primera vez que la policía me atrapó estaba en el Príncipe [un barrio pobre] buscando algo para comer. [...] Me agarraron y me llevaron a San Antonio. Primero me preguntaron mi nombre y el de mis padres, de dónde venía y toda mi información. Luego me llevaron al centro".61 También, Fares S., de catorce años, dijo: "La primera vez, la policía me llevó a San Antonio. Me agarraron en el puerto y me llevaron. No me pegaron ni nada. Fui directamente a San Antonio. No me hicieron nada". Más tarde añadió: "Te pegan si tratas de escaparte. Si no te vas, entonces no".62

Fracaso en la protección de los menores frente a otros menores

A veces la policía me atrapa y me lleva a San Antonio, pero me escapo. Nunca me quedo mucho tiempo porque los muchachos más mayores te pegan y te roban los zapatos [...] Los funcionarios del centro no dicen nada cuando ven que los mayores pegan a los niños más pequeños. [...] En San Antonio, si tienes dinero, los mayores te lo quitan y te pegan.

-Lutfi M., doce años, Ceuta, 5 de noviembre de 2001

Casi todos los niños a los que entrevistamos habían sido víctimas de extorsión, robo y abusos físicos por parte de jóvenes del centro mayores que ellos. Muchos denunciaron la existencia de bandas que operan libremente en los centros, pero aseguraron que, incluso en ausencia de bandas, los mayores les roban a los pequeños el dinero, los zapatos y la ropa. El robo y los abusos físicos parecen ser más frecuentes en los centros de mayor capacidad, el de San Antonio en Ceuta y el del Fuerte de la Purísima Concepción en Melilla.

`Abbas A. describía así el trato que recibía de jóvenes de mayor edad en San Antonio: "Al principio te piden dinero. Si no les das nada, esperan hasta que te duermes. Entonces se llevan lo que quieren".63 Ra`id I., también de dieciséis años, dijo: "Los mayores te dan puñetazos; te molestan; te pegan". Al preguntarle cuántos años tienen los mayores explicó: "Tienen diecinueve o veinte. Hay un grupo que siempre está allí; controlan todo. Uno viene y te pide dinero. Te pegan y te roban. Hay unos seis o siete en ese grupo".64 Otro de los muchachos, Fare S., de catorce años de edad, señaló: "Los mayores son los que estudian. No todos son agresivos. Hay un grupo que abusa de nosotros. Si tienes diez, once, doce años, abusan de ti".65

Los mayores quitan a los de menor edad la comida más apetecible. Sulayman S., un joven de catorce años, repitió una vez más lo que veníamos oyendo acerca de lo que ocurre en San Antonio: "Los mayores nos pegan. Nos quitan lo que tenemos; el chocolate y las cosas así".66 Dijo, por ejemplo, que los mayores se quedan con las cosas más apetitosas de las comidas. "Se lo llevan si les gusta", afirmó. Musa Y. explicó por qué los niños prefieren quedarse en el centro de acogida Mediterráneo, un centro para niños de menor edad de Ceuta: "Comemos bien y no nos pegan; además, todos los niños son pequeños".67

Parece ser que al menos algunos de los centros agrupan a los menores por edades para dormir. Musa Y. relató que en San Antonio están agrupados en módulos de seis camas; con él había muchachos con los que se llevaba dos años. "Si hay más de seis en el módulo, dormimos de dos en dos". Dijo que una de las veces que estuvo en el centro le tocó compartir la cama con otro niño.68 Sin embargo, en ese mismo centro, durante el día se hace muy poco por mantener a los menores separados, por lo que los pequeños son susceptibles de padecer abusos. "Los grandes te hacen algo cuando los educadores cambian de turno -se quejó Ihab J., de dieciséis años-, o uno mayor que tú te lleva aparte del grupo, a un sitio en que estés solo. Y te dice 'Te vamos a enseñar por dónde escapar'. Entonces te roban. [...] No pueden quitarte nada delante de los educadores. Si vas al servicio o a uno de los escondites, te roban allí".69

Varios de los menores dijeron que las condiciones de los centros de acogida les habían llevado a escapar, convencidos de que en la calle estarían más seguros. "Si te llevan [a San Antonio], te escapas. Tratas de escapar porque allí no te tratan bien", aseguró Shawqi M., de quince años.70 Musa Y., señaló que la policía lo llevó a San Antonio un día de agosto de 2001, como una hora antes de la comida.71 Para las 7 de la tarde, ya había escapado. "No quería estar allí porque te maltratan", dijo. Desde entonces ha estado en San Antonio varias veces pero nunca se ha quedado más de una semana. "Te pegan, te quitan las cosas [...] Eso es lo peor, que los mayores te peguen".

Muchos de los menores contaron que el personal de San Antonio no investigó los robos ni intervino siquiera cuando los abusos sucedieron en su presencia. Uno de los jóvenes, `Abd al Hadi S., de catorce años, explicó: "A veces los chicos mayores nos quitan el dinero y los educadores lo ven y no dicen nada. Te roban el dinero. Un chico mayor te puede pegar delante de un educador".72 Wafiq H., de trece años, describió la primera noche que pasó en San Antonio: "Mientras dormíamos nos quitaron los zapatos a un amigo y a mí. Preguntamos por los zapatos, pero no averiguamos nada. Hablé con los educadores y me dijeron que ellos no podían hacer nada. Por la mañana me escapé". En otro momento de la entrevista explicó: "Los mayores son malos. Nos pegan. Nos quitan la comida y nuestras cosas. Nos molestan".73

Algunos de los menores especularon sobre las razones por las que el personal de San Antonio no lograba protegerles de los abusos de otros menores. `Abbas A. dijo: "Hay buenas personas y malas personas. A las buenas, cuando les dices que [los mayores] te pegan, tratan de investigar; los que son malos se niegan a hacer nada. Te dicen 'pelea con él' o 'búscate la vida si puedes'".74 Según explicó Shihab R., un muchacho de quince años, "los educadores no pueden hacer nada porque tienen miedo" de los mayores.75

Prácticas disciplinarias abusivas

[Entre el personal] hay buenos y malos. Por eso intentamos escapar. Los educadores malos les dicen a los chicos mayores que molesten a los pequeños. O te meten en la celda de castigo.

-Majid A., quince años, Ceuta, 5 de noviembre de 2001

Algunos miembros del personal de los centros de acogida -denominados educadores en ambas ciudades-pegan y amenazan a los menores por pelearse, escapar o cometer otras infracciones. Los menores que habían permanecido en el centro melillense del Fuerte de la Purísima Concepción o en el San Antonio de Ceuta denunciaron los casos más graves de abusos, pero también niños alojados en centros más pequeños denunciaron palizas e insultos por parte de miembros del personal. "Me trataron fatal -señaló Khalil M. en referencia al personal del centro Avecina en Melilla- Me insultaron, me pegaron y había chicos peleando que también me pegaron".76

Salah S. describió el castigo que recibió en octubre de 2001 por haber peleado con otro muchacho en el Fuerte de la Purísima Concepción: "El domingo pasado un guardia gordo y otro flaco me dieron patadas y me pegaron en las pantorrillas. Uno me daba patadas y el otro me agarraba la camisa y con la mano abierta me daba tortas [...] Son los educadores". Mamduh H., que oyó a los investigadores preguntarle a otro muchacho acerca de los educadores, se expresó así: "¿Educadores? Son los que dan las palizas".77

En octubre de 2002, el personal del Fuerte de la Purísima Concepción obligó a los menores a esperar durante horas en el exterior porque uno de ellos había robado una sábana. "Por culpa de uno de los pequeños a quien ninguno conocíamos, tuvimos que salir al frío sin mantas -explicó un muchacho de catorce años llamado Salah S.-. Al final nos dejaron entrar de uno en uno o en pequeños grupos de tres o cuatro. A mí me dejaron entrar hacia la una de la madrugada. No sé cuánto se quedaron los demás afuera".78 Munsif M. dijo: "Todo el mundo tuvo que salir. No pudimos dormir".79

Varios jóvenes comentaron que el personal les pegó después de que hubieron tratado de escapar. Así, por ejemplo, Wafiq H., de trece años, señaló: "Una vez nos escapamos tres, después de que un chico agarrara un trozo de metal y rompiera la puerta [de la sala de castigo]. Uno de los muchachos mayores nos atrapó y nos pegó. Nos cogieron, nos pusieron en otra habitación y cerraron la puerta, y entonces vino [uno de los educadores] y nos golpeó con un bastón como los que usa la policía. A mí me pegó en la cabeza, en la cara y en la pierna".80

Por último, algunos menores informaron de que, como medida de control, algunos miembros del personal del centro de San Antonio amenazaron con expulsar a Marruecos a los menores. Omar H. explicó: "Los educadores no son buenas personas. No se portan bien con los chicos. Tienen un sistema: si te pillan [comportándote mal] la primera vez, la segunda, la tercera. La tercera, a la frontera. Lo hacen de verdad. Echaron a dos menores hace sólo dos días".81 Al pedirle que describiera a un mal educador, Shawqi M. respondió: "Te puede decir, por ejemplo, 'Te voy a llevar a la frontera porque tienes más de quince años'".82 Aunque el equipo de Human Rights Watch no pudo comprobar que el personal hubiera provocado la expulsión de ningún menor por razones de disciplina, consideramos muy preocupante la practica de la amenaza de expulsión.

La "celda de castigo" de San Antonio

La celda de castigo es una celda carcelaria. Cuando hay mucha gente duermes en el suelo. Hay mucha gente cuando la policía trae a los muchachos. Entonces los pequeños, los de diez o doce años, duermen en el suelo. Antes la celda no tenía ni colchones. Ahora sí que hay.

-Majid A., Ceuta, 5 de noviembre de 2001

Casi todos los niños con los que habló Human Rights Watch en Ceuta dijeron haber pasado tiempo en una celda de castigo, una habitación pequeña, oscura y sucia con unos pocos colchones y sin servicio. Tras una queja presentada en 2000 por el Defensor del Pueblo, los responsables de San Antonio dijeron que habían mejorado la habitación al añadirle luz y una ventana.

Sin embargo, cuando en noviembre de 2001 el equipo de Human Rights Watch entrevistó a menores que habían estado en ese cuarto el mes anterior, las condiciones que describieron eran muy preocupantes. Majid A., citado anteriormente, explicó que le habían encerrado en un cuarto lleno de gente con muchachos de todas las edades mezclados.83 Wafiq, que pasó tres días ahí a finales de octubre de 2001, declaró: "Es muy malo. Las camas están rotas. Estás amontonado. No se come bien. Es muy malo para uno. Estábamos ocho en la celda. No te puedes ir. Si necesitas ir al servicio haces en un rincón en el suelo o en un cubo".84

Los funcionarios señalaron que la habitación se utiliza únicamente para la admisión. El fiscal Juan Luis Puerta Martí comentó que hay una habitación especial para los menores que llegan muy tarde por la noche, para que no molesten a los demás. También dijo desconocer cuánto tiempo permanecían los menores en ese cuarto y suponer, aunque reconoció que lo desconocía, que los soltaban por la mañana.85

Sin embargo, y de acuerdo con las declaraciones de los menores acogidos en San Antonio, la dependencia también se usa para castigar a los chicos, sobre todo a los que se escapan y son devueltos a San Antonio. "Te meten en la celda si te escapas -declaró Majid A.-. 86 Uno de los educadores, si te escapas durante su turno, si está de turno cuando la policía te lleva de vuelta, te mete ahí ". Alguno de los cuidadores del centro también usó la celda como castigo por otras infracciones. Wafiq H.87, de trece años, explicó: "Te meten en la celda de castigo si peleas, o incluso si no haces nada". Y `Abd al Hadi S., un muchacho de catorce años explicó: "Meten a muchos chicos. Muchos. Montones. Es para los que se escapan, para los que pillan fumando, o cosas así. [...] Te llevan a la celda de castigo. A veces pasa eso si te vas sin permiso".88

El periodo de estancia en la sala de castigo iba de tres días a una semana. Algunos chicos permanecieron en ella con otros tres o cuatro más, aunque en algún caso fueron hasta nueve. Majid A. explicó que el número dependía de los que trajese la policía.89

El personal del centro de acogida no controla de cerca lo que ocurre en la celda. "Todos se pelean en la celda", declaró Majid A.90 De hecho, los cuidadores dejan en manos de los muchachos más mayores determinadas tareas, como llevar la comida y el agua. "Los mayores llevan la comida al cuarto. La ventana tiene barrotes y te pasan la comida", afirmó Sulayman S.91 El resultado es que los niños más pequeños salen perdiendo cuando escasea la comida o los colchones son insuficientes.

Varios muchachos se quejaron de que sus peticiones de ayuda cuando estaban en la sala de castigo hubiesen sido ignoradas. Wafiq H, de trece años, afirmó: "Si necesitas ir al baño, llamas; si no vienen, te lo haces en los pantalones. No hay ducha".92 Otro muchacho, Sulaiman S., de catorce años, aseguró que cuando llaman a los cuidadores, no vienen; que les dejan solos y lloran.93

Situación de los centros
Los centros de acogida de Ceuta y Melilla están superpoblados, sobre todo de mayo a septiembre, cuando pueden llegar a albergar hasta dos y tres menores por cama. A finales de octubre de 2001, la Directora General de Bienestar Social y Sanidad de Melilla reconocía graves problemas por la insuficiencia de plazas; la capacidad de los centros estaba sobrepasada y 96 menores necesitaban en ese momento una plaza.94

La situación es especialmente mala en los centros de mayor capacidad, el de San Antonio en Ceuta y el Fuerte de la Purísima Concepción en Melilla. Ambos son instalaciones militares reconvertidas y están situados a cierta distancia del centro de las dos ciudades.

Ceuta abrió el centro de acogida de San Antonio en julio de 1999. En junio de 2001, una información periodística citaba a Mohammad Chaib, Consejero de Bienestar Social de Ceuta, informando de que en el centro se alojaban 78 menores, aunque las instalaciones estaban diseñadas para 55 personas.95 En noviembre de 2001, la Subdirectora de la Consejería hizo referencia a un número mayor cuando declaró a Human Rights Watch que en San Antonio hay, en función de la época del año, entre 90 y 100 menores.96

Menores que se habían alojado en San Antonio dijeron que estaba abarrotado y sucio, y que carecían de intimidad. Wafiq H., de trece años, calculó que "allí habría cien niños, más o menos" durante una de sus estancias en el centro en septiembre de 2001.97 "Cuando llegué la primera vez, dormí con dos sábanas en el suelo y otra tapándome. Unos quince días después, un chico me dio su sitio. Él se fue a dormir con los mayores, los de quince y dieciséis años. Estábamos unos doce en la habitación, contando a los cuatro del suelo".98 Ra`id I. afirmó que el centro estaba tan abarrotado que una vez pasó la noche en el comedor "hace unos meses. Dormimos en las mesas. Esa vez tuvimos que dormir seis en las mesas".99

Los menores dijeron que, salvo los que llevan en el centro mucho tiempo, tienen que cambiar de cama cada noche. "Los que han estado aquí mucho tiempo tienen su propia cama -comentó Shawqi M.-.Tenemos una sábana, eso es todo; una muy fina. Dormimos en el suelo, sin colchón ni nada".100

El problema de exceso de internos era todavía grave a principios de noviembre de 2001, cuando fue entrevistado Wafiq H. "Ayer [...] había seis niños en las dos camas de la habitación -señaló-. La habitación es como de cuatro metros y medio por tres; tiene puerta y ventana".101

En mayo de 2001, El País anunciaba haber conseguido un informe de la Consejería de Salud Pública de Ceuta que denunciaba las condiciones de insalubridad del centro de San Antonio. Según publicaba El País, el informe destacaba "entre otras deficiencias del centro de San Antonio, la insuficiente ventilación de los dormitorios, con colchones en el suelo y sin ropa de cama en algunos casos y en otros extremadamente sucia, la rotura sistemática de ventanas y cristales, la acumulación de orines en los baños, con desagües rotos que vierten el agua residual directamente al suelo, sanitarios rotos, residuos orgánicos e inorgánicos en los aljibes, etc.".102 Los menores con los que hablaron los investigadores de Human Rights Watch en octubre y noviembre de 2001 repitieron muchas de estas quejas y añadieron que las instalaciones sanitarias no eran adecuadas para el número de residentes y que los menores no estaban separados por edades. "El cuarto de baño está lejos y sólo hay uno; para los mayores y los pequeños -contó Wafiq H.-. Por la mañana todo el mundo va a la vez". Además dijo que no utilizaban el cuarto de baño por la noche, sino un cubo que hay en los dormitorios.103

Ciertos menores hablaron de la construcción de módulos nuevos en San Antonio, algunos de los cuales se acababan de abrir cuando se realizaron las entrevistas. "Los módulos nuevos son los que van a abrir", dijo Atta A. Según su descripción, cada uno de los tres módulos nuevos iba a albergar a veintiún menores.104 Sólo algunos de los menores habían estado en las instalaciones recién abiertas y el equipo no pudo determinar el sistema de elección de a los niños que se van a alojar en ellas. Uno de los menores, Fares S., de catorce años, explicó: "Sólo los que han estado allí más tiempo pueden usarlos [los módulos]; los mismos que van a la escuela. Son unos diez, más o menos. Todos tienen como diecinueve o veinte años".105

El menor de los dos centros, el del Fuerte de la Purísima Concepción, abrió sus puertas en febrero de 2001. En octubre de 2001, se alojaban en él 24 chicos y seis chicas, aunque sólo disponía de camas para 25 menores.106

El fiscal de menores de Melilla declaró al equipo de Human Rights Watch en octubre de 2001 que había visitado por última vez el Fuerte de la Purísima Concepción en el mes de julio de ese año. En su opinión, la sección de las niñas estaba muy bien, un sitio pequeño; sin embargo, la sección destinada a los varones no estaba bien.107 La Directora General de la Consejería de Bienestar Social y Salud de Melilla declaró a Human Rights Watch que la Consejería planeaba cerrar en un futuro varios centros más pequeños para trasladar a los menores al Fuerte de la Purísima Concepción, que sería ampliado.108


CAPÍTULO III (a continuación)

50 Véase artículo 35 de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, en su redacción dada por la Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre, de reforma de la Ley Orgánica 4/2000; y Real Decreto 864/2001, de 20 de julio, por el que se aprueba el reglamento de ejecución de la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, reformada por la Ley Orgánica 8/2000, de 22 de diciembre, artículo 62.

51 Además del Centro de San Antonio, que acoge a menores extranjeros no acompañados de más de once años, el Centro Mediterráneo, un centro de acogida para niños españoles por debajo de esa edad, admite a niños extranjeros de menos de diez años.

52 Según Prodein, el número de menores extranjeros no acompañados que viven en las calles de Melilla aumentó tras una serie de expulsiones masivas que comenzaron el 27 de julio de 2001. Entrevista de Human Rights Watch con José Palazón, presidente de Prodein, Melilla, España, 22 de octubre de 2001.

53 En Melilla solicitamos la visita a la Consejería de Bienestar Social y al fiscal de menores; en Ceuta, a la Consejería de Bienestar Social, la Presidencia, el Delegado del Gobierno, el juez de menores y el fiscal de menores.

54 En el capítulo V se hace referencia a los abusos de la policía española durante las expulsiones, y en el capítulo VII, a los cometidos por la policía marroquí.

55 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

56 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

57 Entrevista de Human Rights Watch , Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

58 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001. Una copia del informe médico emitido por el Insalud, correspondiente al 2 de noviembre de 2001, en el que se lee: "Pte. que presenta fractura estable del 2d metacarpo mano izquierda", obra en poder de Human Rights Watch.

59 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

60 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

61 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

62 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

63 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

64 Human Rights Watch no pudo comprobar si entre los residentes del centro hay personas mayores de dieciocho años. Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

65 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

66 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

67 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

68 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

69 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

70 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

71 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

72 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

73 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

74 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001. Abbas A. declaró que el personal decía: "Búscate la vida si puedes". Esta expresión la oímos a menudo entre los niños a los que entrevistamos, utilizada en el sentido de "debes cuidarte tú mismo" o "debes defenderte tú mismo".

75 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

76 Entrevista de Human Rights Watch, Melilla, España, 22 de octubre de 2001.

77 Entrevista de Human Rights Watch, Melilla, España, 22 de octubre de 2001.

78 Entrevista de Human Rights Watch, Melilla, España, 22 de octubre de 2001.

79 Entrevista de Human Rights Watch, Melilla, España, 23 de octubre de 2001.

80 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

81 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

82 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

83 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

84 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

85 Entrevista de Human Rights Watch con Juan Luis Puerta Martí, fiscal de menores, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

86 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

87 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

88 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

89 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

90 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

91 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

92 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001

93 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

94 Entrevista de Human Rights Watch con Inmaculada Casaña Marí, Directora General de la Consejería de Bienestar Social y Sanidad, Melilla, España, 25 de octubre de 2001.

95 Giles Tremlett, "Perilous Lives of Runaways Europe Does Not Want: Street Children Who Flee Morocco Face Beatings and Abuse in Spanish Enclave", The Guardian, Londres, 15 de junio de 2001.

96 Entrevista de Human Rights Watch con Josefina Castillo, Subdirectora General de Bienestar Social, Ceuta, España, 6 de noviembre de 2001.

97 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

98 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

99 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

100 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

101 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

102 Rocío Abad, "La Consejería de Salud denuncia el estado del centro de menores de Ceuta: cerca de 90 niños ocupan un chalé preparado para alojar a sólo 30", El País, 29 de mayo de 2001.

103 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 5 de noviembre de 2001.

104 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

105 Entrevista de Human Rights Watch, Ceuta, España, 7 de noviembre de 2001.

106 Entrevista de Human Rights Watch con Inmaculada Casaña Marí, 25 de octubre de 2001.

107 Entrevista de Human Rights Watch con José María Montero, fiscal de menores, Melilla, España, 26 de octubre de 2001.

108 Entrevista de Human Rights Watch con Inmaculada Casaña Marí, 25 de octubre de 2001.


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